A diferencia de lo que muchas personas piensan, provengo de una familia que creía firmemente todos los mitos contra los gatos. Crecí pensando que los gatos eran malos, diabólicos, que asesinaban bebés con la cola y todas esas ideas que ahora se son ridículas y falsas. En esa época nunca imaginé lo afortunada y suertuda que iba a ser en el futuro.
En junio 2011, mi cuñado David encontró a Lucky en la vía de evitamiento donde algún loco la había abandonado a pesar de ser sólo una bebé. Lucky llegó a vivir a casa de David, luego a casa de mi otro cuñado Gonzalo y finalmente llegó a casa de mis suegros Doris y Lucho. En octubre 2013, mi esposo y yo nos mudamos a unas pocas cuadras de la casa de mis suegros donde Lucky vivía junto a muchos gatos blancos. (Había olvidado mencionar que Lucky era una hermosa negrita de ojos color esmeralda) Cada vez que yo iba a visitar a mi suegra, Lucky se me acercaba y yo me moría de miedo porque ella ya era una gata adulta. Lucky fue educándome poco a poco y preparándome para que sea su mamá. Al inicio sólo frotaba su carita con mis zapatos, luego empezó a pararse poniendo sus dos patitas delanteras en mis rodillas y finalmente logró que yo acepte que se siente en mis piernas. Fue una gran maestra y me tuvo mucha paciencia.
A mediados de setiembre 2014, recibí una llamada de mi suegra comentándome que mi suegro había abandonado a todos los gatos en un parque cercano. Yo no sabía nada de rescates ni abandonos de mascotas pero me dio mucha cólera y decidí recuperarlos. Era el 18 de setiembre, cumpleaños de mi suegro, y fui a su casa no para saludarlo sino para recoger a mi suegra, mi cuñado David y junto con mi esposo ir a rescatar a los gatos. (Debo confesar que por mucho tiempo estuve molesta con Lucho pero ahora que lo pienso, esa decisión suya cambió mi vida para siempre)
Logramos rescatar a los gatos blancos uno a uno pero Lucky no estaba. De pronto escuchamos un maullido lejano y al levantar la cara vimos a Lucky subida en un árbol. Hicimos de todo para bajarla pero no pudimos así que mi esposo decidió subir al árbol y bajarla. A medio camino hacia abajo, Lucky saltó a mis brazos y me miró con esos hermosos ojos que jamás olvidaré.
Llegamos a casa alrededor de la media noche y decidimos que Lucky se quedaría con nosotros. Yo nunca había tenido un gato y tampoco estaba preparada para tener uno pero sabía que debía atender a mi nueva hijita. Busqué en la cocina y encontré atún de humanos (jamás les den eso a sus gatos) y dado que mi única experiencia previa había sido con perros, le puse un papel periódico para que lo use como baño. Me fui a dormir pensando en el desastre que encontraría al día siguiente pero no fue así. Cuando me levanté pude ver que Lucky había comido un poco y no había usado mi improvisado baño. En esa época yo trabajaba de 9am a 6pm y me fui pidiéndole a Lucky que no haga muchos destrozos en mi ausencia. Pasé gran parte del día buscando información en línea para aprender sobre gatos. Al llegar mi hora de salida corrí a un supermercado cercano y compré todo lo necesario. Subí las escaleras a mi casa convencida que iba a encontrar un desastre y sorpresitas por todos lados, pero adivinen qué.....Lucky estaba en el mismo lugar donde la había dejado en la mañana. Armé su baño y llené sus platos de comida y agua a la velocidad de una rayo y ella fue al baño a hacer todo lo que necesitaba y luego taparlo con sus delicadas patitas. Para mi, ese fue el momento en que me enamoré de ella. Lucky había esperado cerca de 24 horas para ir al baño y yo no pude imaginar una gatita más inteligente que ella.
Desde ese día, empecé a buscar más información sobre cuidado de gatos, tomé cursos, leí libros, busqué grupos gatunos... así llegué a Misicha y el resto es una historia que les contare en otra publicación.
Mi negrita cambió mi vida para siempre y aunque ella partió al cielo gatuno hace unos años su legado quedó en mí.
Lucky significa suertuda en inglés y ahora puedo afirmar que la más suertuda en esta historia, fui yo.
Gracias Lucky por convertirme en tu Karen.
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