top of page

¿Por qué mis gatos pasan de lamerse tranquilamente a pelearse?


Si tienes gatos en casa, seguro has sido testigo de esta escena: tus felinos están acicalándose mutuamente, tiernamente, lamiéndose la cabeza y el cuello, y de repente... ¡zas! Un mordisco, una patada, y lo que parecía una sesión de spa se convierte en una mini batalla campal. Te quedas preguntándote, "¿Pero qué pasó aquí? ¡Se estaban dando besitos!"

No te preocupes, no estás solo. Este comportamiento es bastante común y tiene explicaciones lógicas dentro del mundo felino. Lo que a nuestros ojos parece un cambio brusco de "amor" a "odio", para ellos puede ser parte de su compleja comunicación.

Las razones detrás de este cambio repentino

Analicemos por qué ese dulce acicalamiento mutuo (conocido como acicalamiento social o allogrooming) puede terminar en una "pelea":

1. Sobreestimulación o "Ya tuve suficiente"

Imagina que alguien te hace cosquillas durante demasiado tiempo, o te acaricia en un lugar que no te gusta. Al principio está bien, pero luego se vuelve molesto. Con los gatos, pasa algo similar. El lamido, aunque sea una señal de afecto o relajación, puede volverse excesivo o demasiado intenso para uno de ellos. O quizás el lamido ocurre en una zona particularmente sensible (como las orejas o la base de la cola).

Cuando el gato que está siendo acicalado siente que ha tenido suficiente o se siente incómodo, puede reaccionar con un mordisco rápido o un zarpazo para comunicar: "¡Alto! Ya no más". Es su forma de establecer límites.

2. Establecimiento de jerarquías y dominio

Aunque no lo parezca, el acicalamiento social también puede ser una sutil danza de poder y jerarquía dentro del grupo. A menudo, el gato que lame está, de alguna manera, mostrando o reafirmando su dominio sobre el otro. Si el gato que es lamido no acepta esta demostración de "quién manda" o siente que su espacio personal está siendo invadido, puede responder con agresión para renegociar su posición o simplemente para mostrar que no se dejará someter tan fácilmente. Lo que empieza como un gesto afectuoso, a veces es una forma de reafirmar su estatus social.

3. ¡Es solo juego!

Esta es, quizás, la razón más frecuente y menos preocupante. Los gatos son depredadores por naturaleza y adoran el juego brusco. Para ellos, el lamido puede ser simplemente el calentamiento para una sesión de lucha amistosa. Lo que ves como una pelea, es en realidad un juego de roles de caza o combate.

¿Cómo diferenciar un juego de una pelea real?

  • Observa el lenguaje corporal: En el juego, suelen alternar roles (uno persigue y el otro huye, luego cambian).

  • No hay sonidos de angustia: Ausencia de gruñidos fuertes, bufidos o maullidos de dolor.

  • Las garras están retraídas: Aunque pueda parecer una patada fuerte, a menudo las garras no están extendidas.

  • Termina rápido: Las "peleas" de juego suelen ser cortas y los gatos se separan rápidamente, quizás para volver a jugar un minuto después.

Si los gatos se sacuden, se lamen, y luego vuelven a la normalidad como si nada hubiera pasado, es casi seguro que estaban simplemente jugando y liberando energía.

4. Malentendido de señales

La comunicación felina es compleja y a veces se producen malentendidos. Un lamido que un gato interpreta como afecto, el otro podría leerlo como una señal de invitación a jugar, o incluso como un gesto que le genera ansiedad. Las sutiles posturas corporales o los cambios en la tensión muscular pueden ser interpretados de forma diferente por cada gato.

¿Cuándo debo preocuparme?

En la mayoría de los casos, estas "peleas" post-acicalamiento son normales y parte de la interacción saludable entre gatos. Sin embargo, hay señales de alerta que indican que podría haber un problema real:

  • Peleas frecuentes y prolongadas: Más allá de unos segundos de juego.

  • Sonidos de angustia: Gruñidos fuertes, bufidos, maullidos de dolor o miedo.

  • Lesiones visibles: Rasguños, mordiscos que atraviesan la piel.

  • Miedo constante: Si uno de los gatos parece consistentemente asustado, se esconde o evita al otro después de estas interacciones.

  • Agresión unilateral: Si uno de los gatos siempre inicia la agresión y el otro siempre es la víctima.

Si observas estas señales, es recomendable consultar a tu veterinario o a un etólogo felino. Podrían ser indicadores de estrés, falta de recursos, problemas de socialización o incluso algún problema de salud.

En resumen, la próxima vez que tus gatos pasen de lamerse a "pelearse", tómate un momento para observar. Lo más probable es que estén simplemente comunicándose a su manera, estableciendo límites, o liberando un poco de energía jugando. ¡Es parte de ser gato!


 
 
 

Comments


bottom of page